Hace demasiado frio en esta
terraza. Estoy sentado en una mesa de restaurante esperando a alguien
desconocido. Voy vestido de manera elegante. Un traje negro, camisa blanca y
corbata negra. Pasan unos minutos enmudecidos, solo escucho el correr del frio
aire que se siente en este momento. Unos
pasos se avecinan detrás de mí. Los
nervios hicieron presencia. Se sienta en la silla que esta frente a mí.
Su cara no me es perceptible, el lugar era oscuro y no se visualizaba bien. El
tipo llevaba puesto un traje blanco, camisa negra y sin corbata. En la mesa
había un plato con comida y dos copas de vino. El tipo de blanco sin decir nada
andaba degustando su platillo, el único platillo sobre la mesa. Yo también
tenía un plato, pero estaba vacío, tan vacio como yo. Había un eco silencioso,
nadie hablaba. Solo lo veía comer y tomar su copa. Me voltea a ver, eso creo, y
me dice con serenidad y una sonrisa algo inquietante:
-¿Sabes porque te mande a
llamar? Quiero pensar que si.
Dije entrecortado y nervioso
-Nnnoo, no lo sé.
-¡Eso! Por eso quería hablar
contigo. Hay algo que debe cambiar aquí o seguirá todo jodido como siempre.
Toma un bocado del plato,
espera a que yo le diga algo. Un largo silencio, solo eso. Pasaron unos minutos
y le pregunte:
-¿De qué hablas? ¿cambiar
qué cosa? No entiendo de qué me hablas.
-¡Maldita sea! Abre más los
ojos. Bien sabes a que me refiero. Ya sabes, es lo que te ha traído jodido todo
este tiempo. Piensa, seguramente sabrás de qué hablo. No sigas esperando.
-¿Esperar?
-Si. Siempre estas esperando
y no sabes que esperas.
Él jugaba con la copa de
vino. Otro silencio se hizo presente. Mi plato seguía vacío. No me atrevía a
tomar la copa sobre la mesa. Sin pensarlo titubee:
-No estoy seguro de…- Se
para y me interrumpe bruscamente.
-¡Tu nunca estas seguro de
nada!
Casi me arroja a la cara el
vino de la copa, pero se contuvo y se volvió a sentar en su silla dándole un
sorbo. Después prendió un cigarrillo y me miro amenazantemente. Silencio, solo
eso, un silencio profundo. No me iba a dejar hablar, lo sabia, se le veía en su
cara.
-Pierdes tu tiempo. Lo
seguirás perdiendo, seguirás jodiendote. Ya te dije que debes cambiar algo
aquí. Tú sabes a que me refiero. No podemos seguir así.
Su cara comenzó a iluminarse
en ese momento. La reconocí rápidamente. Siento un escalofriante miedo, me hice
para atrás junto con la silla como si el me fuera a atacar. No lo podía creer,
todavía sigo desconcertado. ¡Era yo! Él era yo. Actuaba diferente, pero
físicamente era yo.
Sigue hablando:
-Si tú no haces nada, no
podre ayudarte. Tus lamentos no sirven para un carajo y lo sabes, pero lo
sigues haciendo. Te frustras a ti mismo.
Silencio, mas silencio. Él
tenía razón. Suelo desviar esos temas. Esta vez no me dejó. Sentado, me quede
observándolo con odio, un odio maldito. Quería molérmelo a golpes. Pero de que
serviría, yo seguiría igual.
El seguía mirándome con
amenaza como si me fuera a atacar con el tenedor pero se contenía. Cada vez el
frio se hace mas intenso, insoportablemente intenso. A él no parece importarle
un carajo. Un viento fuerte llego de improviso haciendo volar las cenizas sobre
la mesa.
-¡Ya basta!- dice enojado
–Tu silencio no soluciona nada. Estas solo porque quieres, estas solo porque no
sabes que es lo que quieres y sigues esperando algo que desconoces. Tu existencia se ha vuelto absurda, lo sabes.
Nunca te haz animado a cambiar algo por que tu cobardía no te deja.
Fue la gota que derramo el
vaso. Me pare bruscamente, la mesa salió volando junto con mi silla, lo agarre
del cuello de la camisa y lo azote contra la pared. Un puñetazo en la nariz, otros dos en la
quijada. Se comenzó a reír. Reía desquiciadamente. <<Esta loco este
tipo>> me dije. Lo suelto rápidamente y se dirige tambaleándose hacia una
barda y se sienta dando la cara al suelo.
-Esta bien, haz lo que
quieras. Sigue lamentándote y escondiéndote si quieres. Sigue jodiendote la
vida si quieres- Dijo entre risas.
Camina con la nariz aun
sangrando. Toma las escaleras que estaban en el fondo y en señal de despedida agregó:
-Recuerda que… jajaja…
aunque ignores lo que hablamos… ¡Sin embargo se mueve!
Baja los escalones y a cada
paso que avanza van desapareciendo. Su risa disminuye hasta que todo queda en
silencio. Me quedo ante un mudo e insoportable frio sentado en el suelo,
recargado ante un muro desesperado por todo lo que me había dicho.
Un peculiar dolor de cabeza
me ataca y me tiro al suelo con las manos en el área del dolor. No se cuanto
tiempo estuve en posición fetal gritando por aquella tortura infernal. Me
levanto y un espejo antiguo de cuerpo completo estaba frente a mí. Podía ver en
el reflejo un yo destruido y acabado, una cara de los mil demonios, como si una
resaca eterna me hubiera atacado. Me quedo observando en silencio un largo
rato. Una furia comenzó a controlarme. No puedo aguantar más y grito
desquiciadamente
-¡¿Quien eres tu?!
Nada. Más silencio nada más.
El reflejo escribe sobre un papel y lo pone sobre el espejo <<Tu
soledad>>. Comencé a reír sin parar como un loco.
-Esto se trata de un juego
¿verdad? Ya me canse de esto. ¡Déjenme en paz! No sé que quieres de mí.
Las lágrimas de
desesperación brotaban de mis ojos. Jalo una de las sillas y me siento. El
reflejo escribe nuevamente.
<<Cambia algunas
cosas, o seguirás jodido como ahora>> decía el papel.
En un momento de ira me paro
de la silla la tomo y la aviento contra el espejo. Se rompe en pedazos. Ya no
queda nada, solo cristales en el suelo. Me asomo sobre el barandal de la
terraza. Un oscuro y profundo vacío. Se escucha el viento rozar contra las
paredes. Pensé por un momento en aventarme desde aquí, pero no era necesario
simplemente no era la salida perfecta. Miro a mí alrededor buscando alguna
puerta. No existe ninguna. No consigo salir de esta terraza. Me quedo otro rato
en silencio esperando a que suceda algo más. Nada pasa, un mudo frio y nada
más. No queda de otra, la desesperación me mata. Tomo vuelo, comienzo a correr
y salto hacia el vacío. Mientras caigo un pensamiento asalta mi cabeza.
<<Aquel cambio, ¡ya se a que se referían!>> y mi cuerpo toca el
suelo. Despierto bajo mi cama, me había caído de ella. Una pesadilla, era solo
eso. Mi subconsciente jugo conmigo todo este tiempo.
[El Ornitorrinco]
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02/Julio/10 Tomada por Ana Paula Tello |