viernes, 23 de agosto de 2013

La carrera de Agosto

Ya he llegado tarde a muchos lados, pero no es mi culpa realmente. La culpa es de las circunstancias, de aquellos que parecen no entender o captar directamente el mensaje. Y el clima, eso tampoco ayuda demasiado. La falta de un reloj, eso tampoco ayuda, porque las horas son engañosas.

Es agosto, mas allá de mediados, casi finales. Se ha pasado tan rápido todo esto, que no recuerdo bien haber vivido ciertos días. Pero es mejor así, no percatarse de que estás viviendo ayuda a mantener el animo en la nueva rutina. Algunas veces todo llega a parecer un Deja vù perpetuo, un error en el entorno que me dice "espera un momento, creo que ya has pasado por esto. Ésta vez no arruines las cosas, hazlas bien..." y al día siguiente, me olvido de lo que hice. 

No se supone que yo esté aquí en estos momentos escribiendo cosas que casi nadie lee. Debería de estar con brocha en mano insistiendo en que un par de paredes tomen un nuevo color. Pero prefiero hacer esto que lo otro. Prefiero desgastar mi cabeza que mi cuerpo. Ya mañana será otro día para hacerlo, total, la pared no se irá de su lugar.

El café sienta bien en estos momentos, y mejor acompañado con un cigarro, o con galletas. Ella me dice indignada: "¡No te comas mis galletas!" le contesto entrecortado: "Oye... olvídalo. Te iba a decir que no tienen tu nombre, pero recordé que se llaman María" y las dejé a un lado. Creo que esto no tiene nada de reflexión, pero sucedió realmente. Quizá podría agregar que no se puede confiar en una mujer con nombre de galleta. Me pregunto si será el mismo caso con las mujeres con nombres de piezas de pan. A veces la realidad suele ser tan banal que me dan ganas de perderme en mis pensamientos y olvidar por un momento lo que existe a mi alrededor.

Ah la existencia, eso me ha estado perturbando en éstos últimos días. Pero no hay una respuesta absoluta para este tipo de cosas. Entonces llegan y me preguntan: ¿Estás bien?  y me quedo en blanco, toda la revoltura de palabras en mi cabeza se va por una especie de desagüe y gran parte de ellas se pierden, y otras pocas llegan a ser recuperadas y plasmadas en alguna hoja sucia de papel. Entonces mis pensamientos también llegan tarde, justo cuando ya no son tan necesarios. Y lo único que contesto es: Si, estoy bien.

La carrera de agosto me ha estado cansando. Todo pasa tan rápido que no me percato de muchas cosas que luego me echan en cara. Ha pasado velozmente, y eso altera mi percepción del tiempo. Despierto temprano, tomo una siesta, me duermo tarde o solamente por periodos de tiempo. "¿Esta amaneciendo o anocheciendo?" y algunas veces me levanto despavorido creyendo que llegaré tarde a todo nuevamente.

[Alan P. O'Hara]